Hago del recuerdo una realidad distorsionada. El recuerdo me atraviesa, me desgarra, me rompe.

La fotografía me lleva a los recuerdos de un dolor intenso, casi crónico de un recuerdo borroso. El bordado, el hilo, lo transmuta al sentirme conectada con ese instante y poder trazar, bordar mi recuerdo.

Trabajo el Bordado para identificar y nombrar los momentos donde fui borrada.

La aguja atraviesa la fotografía, mi memoria… Y yo con ella.

El bordado llego de una manera improvisada y sin intenciones de quedarse, y menos de ser mi manera de conectar conmigo misma. Me rodeo de cosas que no tienen sentido entre ellas pero siempre intento unirlas mediante el bordado.

Mi mundo es pequeño pero lleno de ruido. Ese ruido se calma al enhebrar la aguja con hilo rosa. Bordar es trazar mi espacio seguro donde el ritual de unir la aguja e hilo me ayuda a parar.